sábado, 29 de octubre de 2011

Volver

Agujeros oscuros , paredes de madera , Metallica , Lovecraft  y como no CO² en mis bronquios.
                                                                                                       AunAnonimo

UN CIELO SIN ESTRELLAS

Y allí me encontraba yo, tumbado sobre las briznas de hierba que luchaban por salir a contemplar el Sol, resplandeciente y poderoso, que alumbraba las colinas en aquella tarde de primavera, ¿o era verano? ¿Qué importa eso ahora? Solo sé que me sentía bien, corría una brisa impregnada en olores de vida, el aire era puro, agradable, trasmitía el cantar de los pájaros, el ulular del viento, incluso podía oírse a lo lejos el correr de un riachuelo.

Una mantis se erguía en la rama de una pequeña encina cargada de bellotas, cuidadosamente, la subí al dorso de mi mano. Pude notar el cosquilleo de sus patas caminando sobre mi brazo, tras observarla durante unos segundos la dejé marchar. Al ver las bellotas recordé que conocía algo sobre ellas. Alguien una vez me enseñó que con el sombrero, al colocártelo entre los dedos índice y corazón y dejando una abertura en medio, tenías un sencillo, pero potente silbato.

Soplé fuertemente, pero no conseguí más que un débil sonido. Intenté buscar la inclinación adecuada, hasta que un agudo silbido emergió de mis dedos y se repartió por aquel lugar, fusionándose con su propio eco.

No recuerdo el tiempo que pasé en aquellos páramos, sólo recuerdo que, antes de darme cuenta, se estaba ocultando el Sol tras las montañas. Pero yo no me quería ir de allí, sabía que ese era mi sitio.

Me senté sobre la hierba. Allí permanecí sumergido en mis pensamientos mientras contemplaba una maravillosa puesta de Sol.

Cuando la tenue y roja esfera desapareció completamente, la oscuridad inundó aquel paisaje. Podía ver levemente la silueta de los árboles y, al fondo, la de las montañas. El cantar de los pájaros desapareció por completo, dejando paso a una melodía interpretada por los grillos y el ulular de alguna que otra ave nocturna. Creí que todo lo bueno había acabado.

Dejé caer hacia atrás mi cuerpo. Lo que vi a continuación no puede describirse con palabras. Tenía justo sobre mi cabeza millones de astros centelleantes que se incrustaban en mi retina. Varias estrellas fugaces pasaron frente a mis ojos. En mi vida había contemplado un espectáculo tan maravilloso, tenía el Universo delante de mis narices. De repente, un fuerte, molesto e insistente sonido lo envolvió todo. Vi pasar a mí alrededor todas las constelaciones, sonidos, colores y aromas que había vivido ese día. En una milésima de segundo recordé quien era, de donde venía y que hacía en aquel lugar.

Eran las siete de una mañana de otoño, aunque ese año el otoño se estaba retrasando. Apagué el despertador, me restregué los ojos y me preparé para un nuevo día. Me asomé a la ventana, pude ver como una niebla densa y amarillenta rodeaba los edificios de alrededor. Con una rebanada de pan entre los dientes bajé las escaleras y salí del portal.

Lo primero que oí tras atravesar la puerta de la calle fue el rugir de un incontable número de vehículos y el claxon de algún que otro conductor estresado. El aire era espeso, poco quedaba ya de su esencia natural. Debía darme prisa, pues tenía que entregar un trabajo a primera hora de la mañana.


Al acabar las clases me dispuse a ir de vuelta al piso. Pude ver como un grupo de niños con voluminosas mochilas estaban reunidos alrededor de algo. Disimuladamente me acerqué a ver qué ocurría. Estaban formando un círculo alrededor de una mantis, discutiendo entre ellos, como iban a matarla pese a que ninguno de ellos se atrevía a acercarse demasiado al inofensivo insecto. Antes de pensármelo dos veces, la tenía en mis manos y la estaba liberando en el pequeño jardín que hay bajo mi bloque.

Pasé la tarde como habitualmente solía hacer: almorzar, ver la televisión un rato y ponerme con los estudios. Tan concentrado estaba en la tarea que cuando levanté la cabeza de los apuntes ya había anochecido, entonces recordé el sueño, recordé lo maravillosa que era la vista del cielo nocturno. Corrí hacia la ventana y saqué la cabeza, pero por más que miraba hacia arriba, no podía distinguir más de media docena de estrellas. Tal fue mi decepción que me dirigí a la cama, en la que al poco tiempo de cerrar los ojos volví a visitar mi pequeño vergel.

Noche tras noche vuelvo a sumergirme en aquel mundo de sueños, descubriendo emociones nuevas para mí y deseando, que en uno de esos súbitos despertares volvamos a respetar aquello que nos dio la vida, aquello que día tras día vamos eliminando sin compasión, creando un mundo desde el que es imposible ver las estrellas.


Lord Tortillo

jueves, 27 de octubre de 2011

The love of animals

Quiero plasmar en palabras mi auténtica decepción hacia la humanidad.
Como cada día me llegan noticias e imágenes de maltrato animal, de barbaridades que no me entran en la cabeza, de cómo una persona puede llegar a hacerlas, o bueno sí, pero no una persona si no un MONSTRUO, en mayúsculas y con todas y cada una de las letras que lo componen.
Es una auténtica crueldad que enfermos gasten su tiempo en matar a los animales, en torturarlos y llevarlos hasta la muerte dolorosa y lentamente, he visto, escuchado, leído y presenciado lo que le han hecho a animales, y para una persona que es extremadamente sensible es algo muy doloroso, puede incluso joderte la vida, pero hay que ser conscientes de la realidad, de lo que hay ahí fuera, de lo que está pasando. No vale con decir " Bueno yo ya sé lo que pasa ¿ Para qué verlo ?" Simplemente cobardes, se auto-engañan y no quieren ver en la basura en la que se adentran y viven.
No obligo a nadie a que piense como yo, o sea como yo, cada uno es libre de llevar su propio camino, y yo lo respeto, siempre.

Hay una frase de Gandhi que dice " Sé el cambio que quieras ver en el mundo "

Pero ojalá todo el mundo se dé cuenta de las cosas que pasan cada día, cómo en las perreras cada día matan a gatos y a perros cada semana porque es que " les sobran" da igual que estén sanos y bien, morirán igualmente.
Así que antes de comprar en tiendas, por favor, SALVADLOS.

Y aquí dejo un artículo que leí en un folleto que me dieron ( se ve una imagen de un hombre con un trozo de carne en plan carnicería, esa carne es de un perro en el mercado chino)

<< Era incapaz de ponerse en pie así que le rompieron los huesos de la cola para obligarla a levantarse... finalmente decidieron arrastrarla con una cuerda. Le dispararon en la cabeza y la colgaron boca abajo.
Un matarife le cortó la garganta mientras recuperaba la consciencia.
La sangre empezó a brotar y ella luchó durante un minuto y medio por respirar y escapar. Luego el matarife rajó la piel de la cara con un cuchillo y se la arrancó mientras ella agonizaba.>>

- Un activista de Igualdad Animal.




Aisling

miércoles, 26 de octubre de 2011

aBlacksorBerryidos



Corría el 2002 cuando solo los grandes ejecutivos de Wall Street podían fardar de nueva tecnología, llamada Black Berry. Ahora sabemos muy bien qué es, pero en aquel entonces el usuario de a pie no conocía más telefonía móvil de el Nokia 3310 (el de la serpiente). Y si ya estaba jodido tener internet 16 kb con Wanadoo en casa, imagínate la clase de brujería que era tenerlo en el móvil. Una puta locura.
Y justo es eso, una puta locura. Internet en nuestro móvil, en el momento preciso (que casualidad) que las redes sociales están en plena ebullición cual Gremlin en una piscina, van y nos ponen al alcance de cualquiera las BB. Que si Twitter, que si Facebook, que si Tuenti, sin olvidar la neonata Google plus y viejas glorias como Fotolog (o más viejo aun, metroflog) o Myspace. Todo ello las 24 horas en cualquier lugar.
Y ahora me pregunto ¿A mí qué cojones me importa que pongas un tweet con que te has encontrado una mierda de perro con tus amigos y que lo puedas retransmitir en directo? Aunque lo que más pena me da, son las fotos de fiesta. Esas en la que estas aburridísimo en una sala mirando tu cubata, pensando en que siete euros es una clavada del carajo y que mañana tienes que hacer la colada, cuando de pronto oyes. Foto tuenti. Sonrisa, pose y tweet - ``Pedazo de fiesta´´...
Pedazo de capullo. Señores, señoras y demás. Las jodidas Black Berry nos están jodiendo, lo que puede parecer una contradicción, la vida social. Hoy mismo, y pongo este ejemplo por poner uno de los cientos que he visto y veré, en un restaurante guardando cola para pedir, estaban un grupo de cuatro personas juntas, sí, pero conectadas, idas del contexto que les rodea cual caminante de The Walking Dead.
No llegaré a entender esa obsesión que nos tiene aBlacksorBerrydos, somos como yonkis en busca de la dosis perfecta. Disfrutad de esa cervecita con los amigos, con esas charlas como hemos hecho toda la puta vida. Aunque no todo va a ser tirar por tierra el invento. Si es verdad que en las reuniones tiene una función vital. Agilizar apuestas entre personas que discuten de si tal actor salía en esta u otra película, o que jugador fue el último que la cago haciendo un penalti a lo Panenca.
Y no, no tengo BB.
Rainfrog

Con las manos en los bolsillos no rompes nada

¿Amor? yo mas bien diría obsesión, eso es lo que siento por el cine. Maestro, padre, madre y hermano el cine me ha llenado la cabeza de ilusiones, sueños y pesadillas. Aunque pueda estar acostumbrado a que se le metan sucesivas patadas en los huevos a este séptimo arte (lleva pasando toda la vida) hay intocables. COSAS QUE NO SE TOCAN, que yo sepa a nadie se le ha ocurrido hacer un remake de "The Goodfather". ¿Por qué? a la primera crisis de IDEAS. Aunque sé que guionistas no escasean, recurren a literalmente Romper comics, libros o de manera más cruenta el cine de terror (especialmente de los 80´s) mi amor platónico, mi hermano de sangre.

Esta moda que empezó hace unos años cuando parecía darse el cruce de diferentes iconos del terror en una misma película, dándose el caso entonces de Jason VS Freddy o Alien vs Predator unidas con un hilo argumental de lo más absurdo; sin necesidad de entrar en detalles simplemente NO encaja. No contentos con eso desplazar a super-heroes que estaban "mejor que en brazos" en su papel satinado y tapa blanda, a celuloide penosamente representados. Me parecía triste, triste pero aceptable.. según como se mire. Me estoy desviando del tema que venia a expresar. TENGO MIEDO, no se qué estará pasando ahora mismo en los estudios cinematográficos de jolibud, pero miedo me da pensar lo que puede estar pasando por la cabeza de esa gente, cuando en menos de un año han destruido mas de 30 años de dos de las que yo considero las mejores sagas de terror de la historia. Cuando me invitaron a ver "Pesadilla en Elm Street el origen"(2010) , no me salí de la sala en varias ocasiones por ue no había sido yo el que pagó la entrada, si hubiera sido el caso contrario, gustoso habría abandonado la sala no sin antes encender un pequeño fuego en el carrete de la película (una copia menos que dañara los ojos y corazones de incondicionales fans de Robert Englund y la idea de Wes Craven, como por ejemplo YO).

Pero NO GRATA fue mi sorpresa cuando descubrí que había salido una nueva entrega de otra saga que podríamos decir mi favorita, no por su calidad ni cantidad, si no por su esencia, me refiero a "HELLRAISER", películas producidas de la 1ª a la 8ª por Doug bradley, el mismo actor que encarna a Pinhead en las películas. Esta nueva "Hellraiser 9" no solo parece estar dirigida por un niño de 4 años, y con un reparto de adictos a la metadona, trabajando por una dosis, si no que encima ya que no usan a Doug Bradley como Pinhead ni siquiera respetan su estética inalterada durante los últimos 28 años, todo eso sin hablar de unos efectos especiales de los que una película de serie B de los 80 recibiría un oscar en comparación (aunque aquellas seguían manteniendo su frescura y encanto) Por eso aunque seguramente nunca lean esto espero crear una conciencia colectiva que de alguna manera le haga a esos guionistas, productores y directores mediocres meterse las manos en los bolsillos antes de romper nada.


AunAnonimo

Relato III

Estoy aquí, escuchando un vídeo cualquiera de Youtube y, de repente, sin previo aviso, advertencia, notificación, sin previa señal o signo se presenta en mi mente esa imagen. Y se entremezclan en mi mente todo eso que fue aquella tarde y todo eso que es ahora aquella tarde. Como cuando derramas una botella de vino en la pecera del gato.

Y estoy yo aquí, y estábamos tú y yo allí en ese entonces en ese lugar que era. Medio lloviznaba y veníamos de la tetería, como siempre. Siempre veníamos de la tetería, de probar una mezcla nueva de infusión, o de probar una nueva variedad de té, o de probar una nueva perspectiva de la tetería, cambiándonos siempre de mesa.

-¿Dónde nos sentamos hoy?

-Nos sentamos en las alfombras. Hoy llueve.

-Y ¿Qué tiene eso que ver?

-Mucho, señor mío.

Deslicé mis manos frías, heladas, por tu cuello cálido, y un escalofrío se trasladó desde tus pies a tu barba. Deslicé mis labios,fríos, sobre los cálidos tuyos y empecé a hablarte sobre la lluvia; sobre la sonoridad que tenía sobre mi piel desnuda cuando me tumbaba en el patio para que me mojase la espalda; sobre el olor que desprendía mi pelo humedecido por ella; sobre el color que se le quedaban a mis ojos empapados de lluvia; sobre los movimientos parabólicos que trazaban mis pies en las losetas de barro cuando la lluvia me mojaba, desnuda, sobre el suelo. Desnuda sobre el suelo, haciendo el amor con la lluvia.

Entonces agarraste mi cintura y me apretaste fuerte contra tu pecho, aplastándome las piernas contra tus caderas, dada nuestra postura en la alfombra, pero a ti te daba igual. Apretaste igual de fuerte durante no sé cuánto tiempo y mis brazos, como los de una muñeca, se habían quedado en una postura prediseñada. Parecía como si estuvieses abrazando a un maniquí inerte y vacío. Aunque las apariencias engañan demasiado a menudo, y yo siempre he sido bastante distinta a lo que aparento. En realidad algo estaba creciendo dentro de mí, y no vayáis a creer que era una bonita flor en mi tripa, no, era un horrible alien que algún tiempo después se volvió en contra de nosotros, pero bueno, eso ya es otra historia.
Estaba hablando de mis manos inertes, con los codos flexionados, como a medias de un abrazo, con mi pelo enredado en sus manos con mi cintura. Y yo con mis manos inertes ahí, como una idiota, pensando en un millón de cosas. Puede que sólo pasaran dos milésimas de segundo, no lo sé

Pero algo ocurrió entonces, respiré hondo y por mi nariz, aplastada contra tu camiseta, entraron tus aromas; y se me llenó la mente de ellos, porque a mis brazos volvió a llegarle corriente sanguínea y te acariciaron sin tapujos, te abrazaron.

¡Pero salíamos de la tetería! ¡Sí! Cuando salíamos de la tetería fuimos a la playa en coche ¿Recuerdas? Nos medio lloviznaba y tú no querías llenarte los zapatos de arena, aunque yo me moría por revolcarme en ella y enredarte el pelo con las conchitas que me fuera encontrando, como si fueras un pirata.

Recuerdo que nuestras mentes crearon ¡al menos un millón de universos esa tarde! Luego los plasmamos en múltiples ocasiones ¿verdad? Recuerdo no haber hecho fotos aquella tarde, pero no las necesito, tengo mi memoria sensorial, mi histeria emocional.

No sé qué hicimos después de perdernos durante horas en la playa. Seguramente nos perderíamos durante horas entre las sábanas.


Lady Marion por Defecto

lunes, 24 de octubre de 2011

¿Te sabes el cuento de...?

Cuando era pequeña me contaban un cuento que parecía de risa, de hecho, yo me reía de tal manera que las carcajadas parecían salírseme a borbotones por entre los dientes de leche. Mis papás ponían un semblante algo extraño, creo que no sabían si animarme a reír o controlarse sus propias ganas de llorar.

Seguro que te sabes el cuento, además, ese cuento es mágico: se cuenta sin contar. Existe en todo el mundo y en todo el universo; no importa que en tu galaxia no exista la palabra "cuento". Pero el cuento tiene un secreto, ¡porque los secretos son la cosa más divertida del mundo! No puedo contarte el secreto, nunca nadie me lo contó a mí, pero un día pasó algo en el jardín:

Mamá y yo jugábamos a las casitas entre el césped en un mantel a cuadros rojos y blancos. Recuerdo que yo estaba preparando un delicioso té de hojas de margarita y barro en una tetera de plástico púrpura y se la estaba sirviendo a los caracoles que nos acompañaban a la pequeña mesa que había preparado para las cinco en punto. 
Las hojas de los árboles se movían, como el pelo bonito de mamá, que se deshacía de su trenza larga. El sol estaba bonito, también, y jugaba con las sombras y a ella la hacía parecer una princesa como la de los cuentos que me leía. 
Entonces me acordé del cuento del secreto. Miré sus ojos felices y tristes al mismo tiempo, que jugaban con el sol, con sus brillos y sus sombras. Miré su boca, que sonreía de una manera bonita y demoledora. Entonces me dí cuenta de cuál era el secreto del cuento. Lo ví en mamá, pero ella jamás me lo contó, así que seguía siendo un secreto. 
Me levanté despacito, y mi madre, que había notado en mí expresiones raras, sabía que tenía algo importante que decirle. Me aproximé a ella con mi pequeño cuerpo, con mi pequeño vestido. Recogí su pelo suave detrás de su oreja y le dije al oído: "Ya sé cuál es el secreto del cuento". Mi madre me miró seria y tras analizarme durante un momento me dijo: "Nunca se lo cuentes a nadie, es lo más importante del cuento". Yo sonreí, me senté en mi sitio y seguí dándole el té a los caracoles.



Seguro que te sabes el cuento. Si te sabes el secreto no se lo cuentes a nadie... 



Lady Marion por Defecto

jueves, 20 de octubre de 2011

Relato II


Condenados por tortura dos policías en Barcelona

El perro aullaba en el patio, estaba ansioso por salir a dar un paseo. La chica corría de un lado para otro repitiéndose mentalmente “llaves”, “cartera”, “móvil”, “cascos”, “llaves”, “cartera”, “móvil”, “cascos”, “llaves”. El perro seguía ladrando allí en el patio.

-¡Ya va Tow! ¡Deja de ladrar que me echan del bloque, joder!-.

Siguió merodeando hasta que consiguió recopilar sus cosas, se puso una sudadera y entonces consiguió, no sin una lucha amistosa, ponerle la correa a Tow, para salir a las calles de una suburbial Barcelona.

La chica pasaba desapercibida en aquellos ambientes, porque había de todo en aquellos ambientes, así que no tenía ningún problema con nadie. Normalmente vivir allí implicaba tener un pasado oscuro y era cierto que ella lo tenía, pero en un sentido mucho más complicado de lo que cualquiera que la rodeara pudiese comprender algún día; ni aún incluso el día en que le llegase la muerte.

La música fluía por los cascos; como siempre había de todo en su reproductor, pero ese día, en que el sol del atardecer había hecho un juego de magia con las nubes, todas las notas y las estrofas parecían salir de la alegría misma.

Tow estaba ansioso por jugar, aunque estaba ya mayor. La chica se lo llevó lejos, tanto de hecho que, aunque parezca increible, encontró algo de campo. Ella cantaba y cantaba, mientras le tiraba un palo a Tow que corría como un condenado hacia él y luego volvía para enzarzarse en una pelea con ella; había que averiguar quién era el más fuerte.

Cuando volvían a casa, inspeccionando el campo, vieron a dos burros, ella, sin poder evitarlo, y después de llevar todo el camino cantando les dijo:

-¡Hola amigos! Estoy encantada de conoceros, y para ofreceros mis respetos, además de cantaros, voy a bailar tanto para vosotros como para Tow-.

La chica se puso a bailar y a cantar en el campo durante toda una canción. Los burros la miraban, de vez en cuando comían; Tow la esperaba tumbado en el suelo. Entonces aparecieron ellos, dos policías, probablemente avisados por los dueños de la finca, que habían visto a una chica de malas pintas actuar de forma rara frente a su parcela. Habrían pensado que estaba drogada.

Ellos no pidieron explicaciones. La intentaron meter en el coche tirándole de las rastas, dándole patadas y golpes en la cara, ella se intentó defender, pero sólo le hicieron más daño, mucho más, de hecho. La amenazaron con inventarse que iba drogada para ponerle cualquier multa, mientras la insultaban, a cambio de que les dijese qué estaba haciendo allí, qué planeaba robar. No entendían lo que era dar un paseo con un perro. Le pusieron las esposas y la llevaron a comisaría sin ninguna explicación más. Tow se quedó ladrando con los dos burros.

Al llegar al edificio alguien con pudor me dijo que podía hacer una llamada. Yo sabía moverme, aunque no lo pareciera. Yo conocía mis derechos, aunque pareciera una descerebrada llena de coca. Estaba decidida a dejarlos sin trabajo, probablemente hubiera perdido a Tow para siempre, me habían hecho mucho daño. Además, para ser sincera, si ellos tenían que velar por la seguridad de niños pequeños, prefiero que estén entre rejas.

Poco después en el periódico salía este titular “Condenados por tortura dos policías en Barcelona”.

Lady Marion por Defecto

miércoles, 19 de octubre de 2011

Relato I

Desperté sin ganas de enfrentarme al nuevo día, sobre todo después de lo ocurrido la noche anterior. Las sábanas, fortaleza contra todo mundo exterior, me cubrían de pies a cabeza. El pelo me cubría la cara y un calcetín se me había perdido entre el mareo de la cama. Sabía que en algún rincón de la habitación aún subyacía mi orgullo, acurrucado, seguramente, en alguna sombría esquiva esquina.

En mi cabecita se arremolinaban bucles de síes y noes, constantemente.

-¡Acéptalo!

-¡Olvídalo!

-¡Déjalo pasar!

-¡Cállate!

No podía parar de gritarme a mí misma el destrozo que acababa de hacerme. Mis ansias autodestructivas, subyacentes a mis ansias creativas, me habían hecho hacer lo de siempre, caminar en espiral; como hago siempre una y otra vez. Una y otra vez. Entonces me paré en seco, paré por un instante la rotación y translación del mundo, mi corazón se paró, paró mi respiración y las ondas del sonido, que se expanden, se pararon también. No sé que pasó; estaba en la calle.

Como cada día, se me había olvidado el complemento adecuado; hoy era una muy justificada excepción. La ausencia de mi paraguas hacía que las gotas de lluvia corriesen por mi cara resbalándose vertiginósamente en sentido de la gravedad, hacia mi cuello. Yo andaba. Parecía como si mi decisión inconsciente hubiese llevado el control de la situación en todo momento, como intentando decirme lo que en el fondo yo ya sabía; como era de esperar.

Me planté en la oficina. Recorrí las escaleras del edificio empapada, pero hermosa. Llegué al buffete donde trabajaba. Entré sin saludar a nadie. Abrí la puerta del despacho del socio mayoritario, le expliqué qué era lo que se cocía en sus calderas, le expliqué en qué me había visto envuelta el día anterior, le expliqué que sabía que no iba a creerme y le expliqué también que acababa de perder a una de las mejores abogadas que iban a pasar por allí. Él no movió ni un dedo; se sabía los resquicios legislativos el cabrón. Que le jodan.


Lady Marion por Defecto

domingo, 9 de octubre de 2011

Gaia

En un día nublado me encontré con deseos
de perderme en un mundo imaginario

Sin permiso y toscamente comencé a escalar un árbol,
buscando el sitio perfecto.

Posé mi espalda sobre la rama que me resultaba más agradable
y las páginas comenzaron a volar.

Pero mi lectura se interrumpió de golpe.
El agua comenzó a caer del cielo,
golpeando las hojas del árbol,
el viento se hizo fuerte y mecía las ramas,
pero solamente a las más alejadas.

Ruge todo lo que quieras lluvia,
no puedes tocarme

Muchos pájaros comenzaron a acurrucarse en el árbol,
Mi cabeza giraba como loca,
fascinada por este fenómeno.

Mi mirada se topo con la de un gorrión,
y la tregua invisible se estableció.
Nuestro depredador es ahora la lluvia, pequeño amigo,
huyamos juntos de ella.

Puede que sea efímero,
puede que dentro de un rato regrese,
puede que no cambie nada en mí,
pero ahora solo soy uno más.

Gaia, te siento




Mr. I de incoherente con sus incongruencias

miércoles, 5 de octubre de 2011

Fuego

Me encontré en un mar de llamas, algunas tenues otras intensas.

Busco entre todas ellas las mas intensas, compruebo su calidez y su fuerza.

Vislumbro entre todas ellas una especialmente tenue, especialmente normal, especialmente desapercibida.

Cuando me acerco veo que está escondida tras muchísimas laminas de cristal opaco y comienzo a quitarlas poco a poco.

Cuando la última lámina cae todas las demás llamas desaparecen eclipsadas por la intensidad de la recien descubierta.

Me siento acogido, cálido y fascinado.

Poco a poco la llama comienza a envolverse en cristal de nuevo, la aprieto contra mi pecho en un afán por ganarme de nuevo el derecho a ser deslumbrado por su intensidad.

Noto como me abraso, pero no me trasnmite calidez.

La llama se comienza ha alejar y la intento aferrar cada vez con mas fuerza. Pero mientas mas fuerza ejerzo, mas esquiva se vuelve.

Noto como la pierdo y me pregunto si tal vez la este abrazando demasiado fuerte. Si tal vez deba dejarla en sus láminas por el momento.


Mr. I de incoherente con sus incongruencias

martes, 4 de octubre de 2011

Mar de espinas

Él pecho me arde, la respiración se hace difícil. Tu ausencia me asfixia.

El dolor se hace insoportable, pero no puedo parar de pensar en el.

No puedo parar de congelar este momento y concentrarme en el dolor. No puedo evitar querer sentirlo.

Quiero sentir todos sus matices, toda su intensidad. Lo odio y lo quiero.

¿Si no estás aquí como puedes estar aquí?

Como es posible está vorágine de sentimientos contradictorios.

Rozo tus labios y me quemo, mis dedos te acarician y comienzas a temblar, la intensidad se convierte en dolor. Abro los ojos solamente para ver que estabas en la otra orilla.

Mr. I de incoherente con sus incongruencias

lunes, 3 de octubre de 2011

Llorando por sentimientos ajenos.

Lloro ahora, por sentimientos ajenos, que, sin darme cuenta, ahora también son los míos; casi sin darme cuenta. Como si una corriente de aire hubiese entrado en mi habitación y se hubiera colado entre mi pelo, entre mi ropa.


Lloro por sentimientos ajenos, que no son míos; que son míos ahora, pero que no los serán cuando pase algo de tiempo. Sin embargo, esa persona que nunca sabrá que escribí esto por ella, tendrá que quedarse con estas lágrimas que no ha llorado; y con las propias suyas.


Es empatía, sí, pero es algo mucho más profundo también. Es saber que la vida es ese engranaje, esa factoría de seres, que nos hace a su antojo y desantojo. A unos con "suerte", a otros con vida y a otros sin vida, a otros con medios o sin ellos, a algunos con fuerza. A algunos les toca no tener fuerzas para esquivar los roces mezquinos de las circunstancias.


Si tan sólo pudiese entrar en tu mente y saber qué necesitas que te diga.... Si tan sólo pudiera conseguir que te abrieras a mí...
Si tan sólo pudiera ayudarte.
Parece que a las personas de mi alrededor no les parece bien lo que pretendo decirte, que no está incluido en todas estas palabras sin significado fuera de la sensibilidad, porque es demasiado intenso, demasiado extenso, demasiado íntimo. Sería por mi parte un salto al vacío y podría (previsiblemente) morir en el intento, rompiendo todo lo que llevo de otros en mi interior, o caer contra el agua como un pez, fluyendo en una parábola, para luego surgir otra vez a la superficie, bañada en lágrimas de dos, o tal vez tres pares de ojos.


Ojalá algún día se me den las circunstancias y se te den las circunstancias. Ojalá dejes ese estúpido caparazón de tortuga de cinco años, hace 20 que pasó de moda. Ojalá aprendas a brillar. Ojalá descubras la felicidad.


Att. Lady Marion por Defecto

domingo, 2 de octubre de 2011

Gran impacto...




Vives la vida. La vida te vive a ti, o, mejor dicho, y, en resumidas cuentas: cada uno intenta estabilizarse por ese cable que cruza las torres de Notre Dame de París.




Cada día das una pincelada del siguiente movimiento a realizar, creyendo, firmemente, que todo está asegurado, a pesar del viento que mece tu equilibrio de forma malintencionada. Todo está en línea recta, en realidad no tiene por qué ser complicado, no es necesariamente un camino que debas recorrer a gran velocidad; puedes tomarte tu tiempo.

Luego descubres, casi de una manera ficticia, que otros cables, con otros funambulistas, surcan el espacio infinito entre las torres de la catedral; y tu cable se cruza con mucho otros cables; y tu funámbula vida se cruza con otras muchas funámbulas y llega un punto en que te das cuenta de que has perdido el norte, que has perdido tu cable, que ya no sabes ni de donde has venido ni a donde vas. Es en ese momento cuando el viento sopla más fuerte que nunca y que, de repente, surge de forma natural un calor que hace que los funambulistas, con sus mentes de fructífera imaginación, se unan en un abrazo común. Hacen un cúmulo que aguanta el viento, y la tormenta que viene después. Sus trajes, de colores brillantes antes, se encuentran ahora totalmente apagados y pegados a sus pieles. Son los impuntuales relámpagos los que alumbran la escena.

Luego llega la calma. Los funambulistas se sonríen unos a otros, se despiden, lentamente, y cada cual sigue el camino que cree propio.

A veces pasa algo extraño, dos funambulistas van por el mismo cable, pero, no van uno detrás del otro, u otro detrás del uno; sino que, uniendo sus brazos opuestos, parecen hacer un triángulo que avanza de forma, cuanto menos, peliaguda. Por supuesto, todos hemos acompañado a algún o alguna funambulista a casa, pero hacerlo por tiempo largo es algo que duele; ya sabes, uno hace el contrapeso del otro, y el otro hace el contrapeso del uno, ¡imagínate cómo tienen que tener los pobres los brazos opuestos!
Eso sí, seguro que con sus brazos libres, con sus dedos en la infinidad de la noche, quieren rozar la libertad. Hay funambulistas que obligan a sus acompañantes a ir con las dos manos unidas.
Yo tengo un funambulista, que camina por un camino que hemos inventado, que roza con sus dedos la infinidad de la noche y la libertad, al igual que yo lo hago.

Pasa a veces que las tormentas son muy grandes; yo he estado a punto de caer al vacío, y morir en la puerta de la catedral, con el maquillaje de payaso convertido en un espectro, con las ropas rasgadas, con los órganos esparcidos por las escalinatas de Notre Dame de París.
Pero tengo un funambulista que conoce la doctrina de la Física, y, con unas ecuaciones mentales, ha sabido hacer el contrapeso justo para evitar mi muerte a corto plazo.


Hay pocos funambulistas, pero te invito a subir aquí arriba, con los vientos, con las nubes, como Philippe Petit.



Sentí un gran impacto al reponerme. Como mis zapatillas de equilibrista volvían a estar en contacto con el acero del cable en el que se suponía que tenía que seguir montada. Luego vi una mirada, oí y sentí cómo la sangre fluía en la mano que me aferraba al hilo que me separaba del precipicio, del suelo, del impacto. Pero yo ya había tenido mi impacto:
Tú eres mi gran impacto.



Att. Lady Marion Por Defecto