domingo, 9 de octubre de 2011

Gaia

En un día nublado me encontré con deseos
de perderme en un mundo imaginario

Sin permiso y toscamente comencé a escalar un árbol,
buscando el sitio perfecto.

Posé mi espalda sobre la rama que me resultaba más agradable
y las páginas comenzaron a volar.

Pero mi lectura se interrumpió de golpe.
El agua comenzó a caer del cielo,
golpeando las hojas del árbol,
el viento se hizo fuerte y mecía las ramas,
pero solamente a las más alejadas.

Ruge todo lo que quieras lluvia,
no puedes tocarme

Muchos pájaros comenzaron a acurrucarse en el árbol,
Mi cabeza giraba como loca,
fascinada por este fenómeno.

Mi mirada se topo con la de un gorrión,
y la tregua invisible se estableció.
Nuestro depredador es ahora la lluvia, pequeño amigo,
huyamos juntos de ella.

Puede que sea efímero,
puede que dentro de un rato regrese,
puede que no cambie nada en mí,
pero ahora solo soy uno más.

Gaia, te siento




Mr. I de incoherente con sus incongruencias

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